viernes, 26 de enero de 2018

"URBS NOSTRA ITA EST": Organización política en el seno de la ciudad

¡Hay que sacar adelante los asuntos propios del gobierno de nuestra ciudad!

Los alumnos que trabajan en el proyecto para Latín de 4º "URBS NOSTRA ITA EST" deben estar en condiciones de referir a su profesora las características del gobierno de su ciudad. 
Porque el sistema de gobierno de un municipio condiciona no sólo su tipo de sociedad sino también su urbanismo, obligando a dotar al núcleo urbano de aquellos edificios necesarios para prestar los servicios públicos necesarios.

Nuestra ciudad se organiza para su autogobierno
A pesar de que Roma es quien decide en último extremo y hay que acatar las decisiones del Senado (durante la República) y del emperador (durante el Imperio), en las ciudades hispanas habrá tres instrumentos de gobierno:
  1. Una curia o senado local integrado por un determinado número de decuriones, según la entidad demográfica del municipio.
  2. Una serie de magistraturas romanas electivas (elegidas por los ciudadanos) y colegiadas (cada magistrado tiene un colega con quien comparte el cargo).
  3. El populus, constituido por ciudadanos romanos o latinos organizados en curias.
El haber ocupado una magistratura daba derecho a obtener la ciudadanía romana o latina, algo a lo que aspiraban con ansia tanto los itálicos establecidos en Hispania como los aristócratas indígenas.

Nuestra ciudad inserta en una red de relaciones clientelares

En el seno de las ciudades se desarrollaron relaciones de patronato, primero entre romanos e hispanos, y después entre los propios hispanorromanos.

Estas relaciones se basan en el establecimiento de vínculos entre un protector (patronus) y un protegido (cliens) bien fuera a título individual, bien implicando a todo un colectivo (asociación, aldea o incluso a una ciudad). Esta relación era una forma de dependencia que obligaba tanto a protectores como a protegidos.

En época de la República, las relaciones entre patrón y cliente eran de naturaleza militar e implicaban un compromiso moral básicamente. Sin embargo, en la época del Imperio las relaciones de patronazgo afectaron a los municipios, que otorgaban el título de patronus a algún alto magistrado o a algún ciudadano oriundo de la ciudad que había alcanzado cierta relevancia económica o social.

De este modo, gran parte de la población hispana se vio inmersa en una red de relaciones clientelares dentro de una ciudad y entre ciudades o, incluso, entre provincias.

Los grupos de poder: escalando la pirámide

Senadores: El estatus social más alto, la verdadera élite, estaba ocupado por los senadores, que tenían el nivel de renta más elevado y constituían el más restringido de los grupos sociales existentes en Hispania; con frecuencia una sola familia controlaba este estatus durante varias generaciones.

Ecuestres: Pertenecían a este grupo social personas de gran capacidad económica gracias a sus negocios y la compra de tierras; muchos se dedicaban a la política o eran militares de rango. A diferencia de los senadores, los ecuestres no heredaban privilegios.

Decuriones de los municipios: Eran varones con dinero y poder que habían sido miembros del senado (curia local). Como los ecuestres, los decuriones eran una minoría, pero privilegiada.
Ser decurión obligaba a contribuir con dinero propio a los gastos del municipio (haciendo donaciones, dando banquetes, ayudando al gasto público, erigiendo monumentos, organizando espectáculos).

Procedentes de Italia o indígenas romanizados, los decuriones se habían convertido en las élites locales formadas por un reducido número de familias que controlaban durante generaciones el poder político local, pues ellos eran quienes ocupaban las magistraturas, los cargos religiosos. Iban escalando puestos en la carrera política desempeñando magistraturas de mayor nivel e incluso podían hacerse ecuestres.


FUENTE: Gonzalo Bravo, Hispania. La epopeya de los romanos en la Península. La esfera de los libros: Madrid 2007.


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