domingo, 7 de mayo de 2017

Esa humana, entrañable intimidad entre amo y esclavo: Cicerón y Tirón

CICERÓN, Epistolae ad familiares XVI, 14

En esta carta Cicerón se preocupa por su esclavo enfermo Tirón en unos términos que revelan la profunda intimidad que lo une a su secretario, una intimidad basada en el amor que ambos sienten por las letras y por el estudio: la primera forma de "Humanismo".


Sabemos que Tirón era muy amado por Cicerón y que desempeñaba su oficio haciendo gala de una gran creatividad a la hora de resolver problemas, pues inventó un sistema taquigráfico para tomar rápidamente las notas que Cicerón le dictaba.

Pero además el contenido de esta carta ofrece una interesante pista para conocer muy bien el carácter y el talante de Tirón, aquello que lo hacía tan grato a su amo y por ende lo unía tan estrechamente a una personalidad como la de Cicerón.

Nos referimos a su "HUMANITAS", a su amor por las letras. De ahí que sea fácil deducir que Tirón era un erudito amante de los libros, un hombre versado en poesía, filosofía, literatura y música, quizá también en lo que nosotros hoy llamamos "ciencias". Era Tirón seguramente un hombre educado, de conversación amable y docta y de trato afable y respetuoso. Porque todo eso caracterizaba la "humanitas" de la que habla aquí Cicerón cuando la refiere a su secretario.



 Si me diligis, le escribe suplicante Cicerón, excita ex somno tuas litteras humanitatemque, propter quam mihi es carissimus.

El sustantivo"humanitas" no aparece antes de Cicerón y cuando lo hace, revela contener dos significados congruentes entre sí, por cuanto uno: "filantropía, humanidad, misericordia" aboca en el otro:  "erudición, amor y cultivo de las letras". Y este segundo significado es el que, a nuestro juicio, debe entenderse en el texto que ofrecemos más abajo.

La deriva de significado a la que nos referimos pasa por la connotación de "urbanidad", dado que esta constituye todo lo que separa al hombre del comportamiento embrutecido de los animales, es decir, la capacidad de convivir con sus semejantes en términos de respeto, algo que solo es posible en virtud de la palabra... y de las letras.

En este texto humanitas figura junto a litterae conectando dos conceptos emparentados: el hombre que lee, que estudia, el hombre "urbanus", civilizado, constituye el máximo exponente del hombre "humanus", el que se ha cultivado en aquello que es propio del hombre y ajeno a las bestias: el pensamiento, la palabra, la letra.

Y esto es así porque las letras, el estudio, hacen crecer la humanitas, entendiéndose ahora esta como la παιδεῖα de los griegos, es decir, el cultivo las "artes liberales", la erudición, cuyo fin es que el hombre se haga hombre (ut homo homo fiat).

Ese carácter erudito y letrado que lo hacen tan humano es precisamente lo que acerca tanto a Tirón a su docto amo. Litterae y humanitas es lo que Cicerón celebra en el esclavo secretario como aquello que lo convierte en un ser sibi carissimus. Litterae y humanitas que, por cierto, se presentan aquí como medicina tanto del alma como del cuerpo.



Para esta reflexión me ha servido de pauta y doctrina la disertación en latín de Wilfried Stroh "De origine vocum humanitatis et humanismi" tenida ante la Academia Vivarium Novum en Nápoles, año 2007. Hacer clic aquí para leer el pdf.

TULLIUS TIRONI SAL [1].


Andricus[2] postridie[3] ad me uenit, quam exspectarem; itaque habui noctem plenam timoris ac miseriae. Tuis litteris nihilo[4] sum factus[5] certior[6], quomodo te haberes, sed tamen sum recreatus[7]. Ego omni delectatione litterisque omnibus careo, quas [8]ante quam te videro attingere non possum […] Audio te animo angi et medicum dicere ex eo te laborare[9]: si me diligis, excita ex somno tuas litteras humanitatemque, propter quam mihi es carissimus ; nunc opus est te animo ualere, ut corpore possis[10] […] Acastum[11] retine, quo[12] commodius tibi ministretur. Conserua te mihi […] Etiam atque etiam uale[13]. III Idus[14] h. VI[15]. 



Ándrico llegó a casa un día después de lo que esperaba; así es que he tenido una noche llena de temor e inquietud. Por tus cartas en nada he llegado a saber cómo te encuentras, pero sin embargo me he animado. A mí me falta cualquier tipo de diversión y de estudio, al cual me siento incapaz de aplicarme hasta que no te haya visto [...] Oigo que te atormentas en tu corazón y que el médico dice que por eso padeces: si me amas, despierta del sueño esas letras tuyas y esa humanidad por la que me eres querídisimo; ahora es necesario que seas fuerte de espíritu para que tengas fuerza en el cuerpo. [...] Quédate con Acasto para que te sirva de la mejor manera. Cuídateme [...] ¡Adiós una y mil veces! A día 10 en la hora sexta.



[1] Abreviatura propia de los encabezamientos de las cartas que significa “salutat” (“Tulio saluda a Tirón”)
[2] Andricus: nombre propio de un esclavo (seguramente de origen griego)
[3] Postridie… quam: un día después que
[4] Nihilo (adv.): en nada
[5] Sum factus = factus sum 
[6] Aliquem certiorem facere: informar a alguien (literalmente: “hacer a alguien más informado”)
[7] Sum recreatus = recreatus sum ; recreo (1): animar
[8] Ante quam te videro: “hasta que te vea”
[9] Aquí laborare tiene el sentido de “padecer”, “pasar preocupación”
[10] Aquí el verbo possum tiene el sentido de “tener fuerzas”
[11] Acastus, i: nombre propio de un esclavo
[12] Quo: con valor de conjunción final: “para que” (+ Subj.)
[13] Vale: “adios”; es una fórmula de despedida (imperativo del verbo valeo “estar bien”), reducción de la fórmula más larga: Si uales bene est ego ualeo (“si estás bien, yo también estoy bien”).
[14] Los “idus” eran el día 13 del mes, salvo para los meses de marzo, mayo, julio y octubre, que eran el 15; según Cicerón indica que faltan tres días para los idus, es decir es el día 10.
[15] h. VI: “a la hora sexta”. El día se divide en doce horas desde la salida del sol al ocaso (según la estación eran más o menos largas); la sexta hora terminaba a mediodía. La noche se dividía en cuatro vigilias.

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